viernes, 7 de noviembre de 2014

EL ADMINISTRADOR ASTUTO




"Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su gente, que los hijos de la luz"
(Lucas 16, 8)

Un viajero llegó a una posada en una noche de las más frías de diciembre, y al pasar por la cocina vio que todos los asientos estaban ocupados por la mucha gente que había alrededor del fuego; el no poder acercarse a calentarse un poco, lo fastidió bastante.
-- ¡Mozo! --dijo en voz alta al criado-, darás al momento a mi caballo, dos docenas de ostras. 
El mozo obedeció; y todas las personas que estaban en posesión de la lumbre no pudieron resistir el deseo de ver un animal tan extraordinario: se levantaron y marcharon en tropel hacia la caballeriza. Entretanto, el viajero tomó el mejor asiento junto al fuego, y un instante después, llegó el mozo a decirle, seguido de los curiosos, que el caballo no quería comer las ostras.
-- ¡Cómo! ¿No las quiere?  -pregunta muy serio el viajero-.  pues pónmelas aquí en la mesa y me las comeré yo a su salud. 

Cristo no dice que haya que hacer lo que hizo el administrador, o lo que hizo el hombre rico, o lo que hicieron los que falsificaron los recibos en el Evangelio; simplemente dijo: "Miren, dénse cuenta de cómo ellos obran".
Hay que descubrir qué podemos aprender de eso y mirarlos con esos ojos nuevos que nos da Cristo,  para poder encontrar en ellos también, cosas que llevar a nuestra vida.
Los tiempos en los que estamos, van a necesitar que nosotros hagamos ese ejercicio; tenemos que ser creativos en muchas cosas, encontrando caminos nuevos en la meditación, la oración, la evangelización de otros grupos, asociaciones fuera de la Iglesia, etc. para hacer presente la riqueza del Evangelio.

(Tomado de 5 Minutos de oración en el hogar)

Jesús no se preocupa por calificar las incorrecciones del mayordomo, sino que destaca su inteligencia para asegurar su porvenir; este hombre supo descubrir a tiempo que los amigos duran más que el dinero. Asimismo, los hijos de la luz deben quitar al dinero su aureola de bien supremo. Pues aparentemente el dinero, puesto en un lugar seguro, es el medio para asegurar nuestra existencia y nuestro porvenir.
Pero por el contrario, Jesús nos pide que pongamos el dinero en circulación, y que lo cambiemos sin vacilar, por algo más precioso como son los lazos de mutuo agradecimiento.
No somos propietarios, sino mayordomos de nuestros bienes, y los debemos administrar para bien de todos. El dinero no es algo malo, siempre que lo usemos como un medio que facilite los intercambios.


(Comentario al calce de la Biblia Latinoamerica)

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