domingo, 2 de febrero de 2014

APRENDICES DE JESÚS, una aventura de altura -y de frío-

El pasado 6 de diciembre me tocó presenciar el nacimiento de un nuevo grupo juvenil. Fui invitada por una amiga a la ciudad de Toluca, para ir a servir a un retiro de jovenes en la casa de los Cursillistas. La mencionada ciudad queda a unos 700 kms. de distancia, con sus "hermosos" 2663 metros sobre el nivel del mar -al que vivo yo- , y ya ni mencionemos la temperatura a la que estuvimos, donde alcanzamos, la segunda noche unos redonditos 0 grados centígrados. No es que todo esto sea muy importante a nivel espiritual, pero de alguna manera se quedó "grabado en nuestras mentes"  :)
Desde que me invitaron (unos 4 meses antes), sentí mucha emoción, pues tenía tiempo de no asistir a un retiro y mucho menos con jovenes, pero tenía toda la confianza de que ésto es asunto de Dios y Él pondría los medios para que todo saliera bien.
Mi trabajo -y el de otra amiga que también fue invitada a ir- era solo en el nivel "musical". Fuimos invitadas para tocar guitarra y cantar las canciones que durante tantos años interpretamos en el grupo juvenil al que pertenecimos. 
No haríamos nada más que evangelizar cantando.






La experiencia fue buena en general. Lógicamente hubo cosas a nivel logístico que pudieron -y podrán- salir mejor, pero todo lo que Dios planeó, salió a pedir de boca.
Ahora los chavos están trabajando para establecer con solidez este nuevo grupo APRENDICES DE JESÚS en su parroquia y las noticias que voy teniendo de ellos por medio de Facebook, me indican que todo va viento en popa.



Aunque estoy lejos y poco pude convivir con la mayoría de los jovenes, siento mucha ilusión de ver los inicios de algo que, si Dios quiere, será para Gloria Suya, y que deseo con todo el corazón, sirva para dar un poco de esperanza, luz, guía y seguridad a muchos jovenes que, en estos días, necesitan tanto.

 
Gracias a Dios, a Sara que me invitó y a la Diócesis de Toluca, representadas en el Padre Manuel, guía espiritual del grupo, por haberme permitido vivir esta experiencia.
Y a todos los chicos, aunque probablemente no me lean, los llevo en mi corazón y en mis oraciones.


Postales
 
Ya cuando salimos del retiro, Dios nos regaló una postal, de esas que solo Él puede diseñar y acá se las comparto. Un atardecer de fuego que luchaba contra las nubes para poder brillar con todo su esplendor.




Aca una foto con la familia de mi amiga que tan amablemente nos alojó por esos dias.





Y finalmente, ya desde el autobús, de regreso a casa, una de las muchas fotos que tomé del campo mexicano. Es una delicia ver la vegetación, los bosques que todavía existen. Los colores, el sol, las nubes, el cielo. En fin, una experiencia redonda la que tuve en Toluca.


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