martes, 15 de marzo de 2011


Y hablando de generosidad, a la luz de los últimos acontecimientos ocurridos en Japón, es necesario poner nuestra generosidad a "trabajar". Tal vez nuestras posibilidades nos impidan ayudar de manera económica (tal vez sea lo que menos necesiten), o la lejanía nos impida trasladarnos para ayudar como muchos lo hicieron en Haití. Pero podemos hacer algo mucho mas efectivo (quienes lo hemos experimentado, sabemos que es efectivo): ORAR.
Y no sólo orar, sino poner de manifiesto nuestra generosidad al hacerlo. No regatear el tiempo, ni el esfuerzo en pedir por nuestros hermanos. Dice un pequeño librito de oración que tienen mis hijas: 
(en voz de jesús) "Pide mucho, mucho, no vaciles en pedir; me gustan los corazones generosos que llegan a olvidarse en cierto modo de sí mismos, para atender a las  necesidades ajenas".