sábado, 15 de mayo de 2010

15. Cambiar con ella


Cuenta Anthony de Mehlo una fábula que, más o menos, dice así:

"Durante años fui un neurótico. Era introvertido y egoísta. Y todo el mundo insistía en decirme que cambiara. Y yo me ofendía, aunque estaba de acuerdo con ellos, y deseaba cambiar, pero no me convencía la posibilidad de hacerlo por mucho que lo intentara.

Lo peor era que mi mejor amigo tampoco dejaba de recordarme lo neurótico que yo estaba. Y también insistía en la necesidad de que yo cambiara. Y también con él estaba de acuerdo. De manera que me sentía impotente y como atrapado.
Pero un día mi amigo me dijo: no te preocupes si no consigues cambiar, pues yo te quiero porque eres mi amigo, independientemente de cómo seas.
Aquellas palabras sonaron en mis oídos, entonces me tranquilicé. Y me sentí vivo. Y cambié".

Cuánta razón se encierra aquí: nadie es capaz de cambiar si no se siente querido, si no siente una fuerza interior suficiente para subirse por encima de sus fallos", comenta un autor espiritual.
Tú no eres neurótico quizás, pero sí tendrás cosas que cambiar. Cuéntaselas a la Virgen. Y que sepas que Ella te dice que te quiere como eres y que cuentas con toda su ayuda, que es bastante, para conseguir cambiar. Te quiere con tus defectos pero luchando por vencerlos. Con Ella puedes, y... ¡qué fácil! 

Madre mía, que me sienta amado por ti. Que sepa y me dé cuenta de que me quieres, me conoces, me sigues, que sepa que te importo, que estás pendiente de mí,... ¡Ah! y... gracias.

MADRE DEL BUEN CONSEJO

¡OH SEÑORA MÍA, Oh Madre mía! Yo me ofrezco enteramente a ti; y en prueba de mi amor de hijo te consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón; en una palabra, todo mi ser. Ya que soy todo tuyo, Madre buena, guárdame y defiéndeme como cosa y posesión tuya. Amén

http://webcatolicodejavier.org/mayomaria.html

6 comentarios:

Sor.Cecilia Codina Masachs dijo...

De nuevo estoy aquí, buen relato. Si uno no es querido le es más difícil cambiar, es cierto, pero lo primero que uno de empezar a trabajarse es en su autoestima sin contar en excesibo con la ayuda de los demás. Si rebustecemos esta parte de nuestra personalidad, cualquier cambio que deseemos hacer en nuestra vida, lo haremos. Yo me convertí porque me dejé trabajar por Dios.
Con ternura.
Sor.Cecilia

AleMamá dijo...

Tere, te sorprenderá, como a muchos, que Anthony de Mello no es un autor católico. Te voy a dejar un enlace para que lo veas por ti misma y ayude a otros.

Escribía muy lindo, pero era bastante panteísta y se alejaba de lo católico. No debiera venderse sus libros en librerías católicas por la confusión que crea. Vale la pena darle un vistazo al asunto y advertirlo a los demás.

Acá el enlace. No tiene desperdicio

Un beso, querida Tere. Te leo.

Aeronauta dijo...

A propósito del enlace del comentario anterior, voy a subir PRONTO un post inspirado en este autor, pues es verdad que la Congregación de la doctrina de la fe se pronunció hace años ya.

UN ABRAZO GRANDE

Unknown dijo...

Así es Sor Ceci y algunas veces el Señor pone la mano mas firme. Yo lo conocí hasta que Él quizo.
Aunque yo -ingenua de mí- durante mucho tiempo pensé que había sido hasta que yo había querido hacerlo.
Y en definitiva, mi conversión pasó mucho por las manos de María.

Unknown dijo...

Hola Ale, me sorprendió en su momento. Hace muchos años lo escuché en una entrevista y me dí cuenta que su espiritualidad no tiene nada que ver con la religión Católica -y creo que con ninguna-. Sin embargo, el autor de esta reflexión saca de las palabras de A. de Mello una lección que a mí me gustó mucho: para cambiar, hay que sentirse amado, y en el momento en que podemos alcanzar a vislumbrar una milésima parte de lo que Dios nos ama, la conversión es mucho más fácil.

Unknown dijo...

Aeronauta: Estaré pendiente de tu post.