miércoles, 9 de diciembre de 2009

BORDADOS DE LA VIDA


Cuando yo reenvío un forward, generalmente no espero que nadie me conteste. Es como muy común que uno recibe el mensaje y ya; lo guarda, lo reenvía, lo borra, etc., pero difícilmente contesta para decir: “estuvo muy divertido”, “no me gustó, no estoy de acuerdo”, “está muy bonito el mensaje, gracias”, etc. pocas personas lo hacen (cuando menos conmigo).
Sin embargo, hace unas semanas envié a mis familiares y amigos un mensaje que tenía muchos meses guardado en mis archivos. Me gusta guardar aquellos que son especiales, originales, que no son del clásico que te llega 20 veces y que a pesar del tiempo, sigue llegando de vez en vez. Éste en particular me gustó cuando llegó y lo guardé.
Pero sucedió algo diferente con este mensaje: me contestaron.
Recibí varias respuestas con comentarios al tema, con pregunta, con agradecimiento. Cosa que no me había sucedido antes. Así que pensé que este mensaje en particular fue especial, por eso quisiera compartirlo también en este espacio y con más amigos todavía.

BORDADOS DE LA VIDA
Cuando yo era niño, mi madre trabajaba mucho cosiendo. Yo me sentaba en el suelo, miraba y preguntaba qué es lo que estaba haciendo. Ella me contestaba que estaba bordando.
Todos los días yo hacía la misma pregunta y ella me contestaba lo mismo. Observaba su trabajo desde una posición debajo de donde ella se encontraba sentada y repetía: -mamá, ¿qué es lo que estás haciendo?
Le decía que desde donde yo miraba, lo que estaba haciendo me parecía muy extraño y confuso. Era un amontonado de nudos e hilos de diferentes colores, largos, cortos, unos gruesos y otros finos…yo no entendía nada.
Ella sonreía, miraba hacia mí y de manera amable me decía:
-hijo, sal a jugar, y en cuanto termine mi trabajo yo te llamaré y te cogeré en mis brazos y dejaré que veas el trabajo desde mi posición.
Pero yo seguía preguntándome desde abajo donde me encontraba, ¿por qué ella usaba algunos hilos de colores oscuros y otros claros? ¿Por qué me parecían tan desordenados y enmarañados? ¿Por qué estaban tan llenos de nudos y puntos? ¿Por qué había tantos nudos e hilos enredados entre sí? ¿Por qué no tenían aún forma definida? ¿Por qué tardaba tanto para hacerlo?
Un día, cuando yo estaba afuera, jugando, ella me llamó.
-Hijo, ven aquí para cargarte en mis brazos.
Me levantó y me sorprendí al ver el bordado. ¡No me lo podía creer! Desde abajo me parecía tan confuso, pero desde arriba he podido ver un paisaje maravilloso.
Entonces ella me dijo: -Hijo, desde abajo mi bordado te parecía confuso y desordenado porque tú no veías que en la parte de arriba había un bello diseño…pero ahora, mirando el bordado desde mi posición, tú ya puedes ver qué es lo que yo he estado haciendo.
Muchas veces a lo largo de los años, he mirado hacia el cielo y he dicho: Padre, ¿qué es lo que estás haciendo?
Él parece responder: “Estoy bordando tu vida, hijo”.
Y yo sigo preguntando: Pero lo veo todo tan confuso Padre, todo está desordenado. Hay muchos nudos, situaciones difíciles que no terminan y cosas buenas que pasan rápido. Los hilos son tan oscuros… ¿Por qué no son más brillantes?”.
El Padre, parece decir: -Hijo mío, ocúpate de tu trabajo, relájate… confía en Mí. Yo haré´ mi trabajo. Un día, te llevaré a ti en mis brazos y entonces irás a ver el plan de tu vida desde Mí posición.
A veces no entendemos qué está ocurriendo en nuestras vidas. Las cosas son confusas, no encajan y parece que nada nos sale bien.
Es que estamos mirando el reverso de la vida. Del otro lado, Dios está bordando…
¡Que Dios haga de tu vida un “bordado” precioso!


2 comentarios:

ARCENDO dijo...

Es muy acertado lo que dices. Aunque yo tomó el ejemplo de uno de mis juegos preferidos, el ajedrez.
Dios es el que mueve los peones, el solo sabe por qué a veces sacrifica alguna de nuestras piezas, pero solo lo hace por una razón, ganar la partida: salvarnos.
Nosotros somo tenemos una visión bidimensional, El sin embargo mira la partida desde arriba, ve todo, intuye todo, sabe todo, hasta la conclusión, que siempre será a favor nuestra, aunque a veces no entendamos la jugada.
Nosotros, si queremos ganar, solo tenemos que dejarle jugar, dejarnos hacer, Dios siempre gana. Hasta que no lo entendamos así, estaremos perdiendo una y otra vez.
Bonita y sabia reflexión, me ha ayudado a recordar lo poco que somos y lo mucho que necesitamos de El para hacer ese bordado precioso o jugar como un maestro para ganar la partida de la vida.
BESOS.

Sor.Cecilia Codina Masachs dijo...

Muy bonita su reflexión, y como es natural me ha hecho regresar a mi infancia. Le cuento.
Mi mamá trabajaba muchas horas el los telares y los pies le dolian mucho. Habíamos ido de compras a un barrio relativamente cercano a nuestra casa y me hizo esta pregunta: «Hijita mía,¿Quieres que tomemos el autobus o prefieres que te compre una tortita? Yo le contesté muy decidida, «No, prefiero que me compres la tortita» Y así llegábamos a casa hablando por la calle mientras comía el pastelito.Yo tendría unos 6 0 7 años. Con el tiempo, mamá siempre que teníamos reunión de familia o amistales estaba muy orgullosa porque pensaba que aquello de tener que elegir entre le pastel o el bus, me había servido para aprender a decidir una alternativa en la vida. A los 40 años, desvelé la verdad de mi elección por el pastelito porque mi mamá siempre decía que era muy golosa. Nunca me han terminado de gustar las cosas dulces, así que le dije«No mamá, no quería comer el pastelito, lo que yo pretendía es que al ir andando yo podía disfrutar de tu compañia por lo menos tres veces más tiempo que tomar el autobús. Mamá se quedó sin habla. Se dió cuenta de que lo que yo necesitaba era su compañia, sus caricias, su atención y nunca los pude tener porque tenía que trabajar para sacar la casa adelante. ¡Ah, cuantos tiempos de amor nos han robado sin saberlo nuestros padres pensando que nos daban lo que necesitabámos!.
Y a pesar de todo, ello contribuyó a bordar mi vocación como monja de clausura.
Gracias Tere por cuanto nos compartes.
Sor.Cecilia Codina Masachs O.P